lunes, 25 de febrero de 2013

Ojo con las drogas




De un tiempo a esta parte el consumo de drogas se ha triplicado. No lo sabemos y cada vez surgen más casos cercanos a nosotros, a nuestra rutina.

Sin ir más lejos, el verano pasado, en una urbanización cercana a la mía, sorprendieron a un crío de 14 años vendiendo marihuana a sus amigos del jardín, amigos que incluso eran más jóvenes que él. Para impresionarles les contaba que se estaba sacando 600 euros por la venta de la misma. 

Lo peor de esta historia, que es real, es que la madre del niño vivía en la inopia,  por supuesto defendía a su niño y atacó a los adultos que señalaban a su hijo. El niño, por supuesto lo negaba todo, pero no por eso dejó de negociar con lo que se estaba haciendo rico.

Finalmente, todo se supo, porque al final estas cosas se saben, aunque la madre sea la última en enterarse e investigando se averiguó que el angelito obtenía la droga de una plantación que su padre tenía en el jardín de su casa. Los padres estaban separados


El fuego de abajo


A raíz de un trabajo de filosofía, sobre terremotos, me asaltaron un montón de dudas acerca del desconocimiento que de los mismos tenemos.

Todo comenzó en Nebraska, cuando un joven geólogo descubrió un cementerio de animales cubiertos de ceniza. Dicha ceniza procedía de una acumulación de magma, situada debajo del Oeste de Estados Unidos,  que entraba en erupción  cada 600.000 años.

Se llegó a la conclusión de que poco sabemos qué ocurre debajo de nuestros pies, salvo que,  si excavamos un poco, al final encontramos roca y nada más.

Me preocupa lo poco que se sabe acerca de los terremotos, cómo se producen. En la mayoría de los casos es imposible su prevención, no es fácil medirlos y muchos de ellos son devastadores. 

En definitiva, existe un gran desconocimiento sobre lo que hay en el interior de la tierra y no hemos sido capaces de relacionar lo que sucede en la parte de arriba de la tierra con lo que está sucediendo en su interior.

¿Por qué no se investiga más?

maltrato animal






Siempre se han oído casos de maltrato animal, abandono y demás barbaridades, aunque no nos enteramos de la mitad y realmente no estamos concienciados de las matanzas que se llevan a cabo, sobre todo por avaricia, y ahora, con los tiempos que corren es todavía peor.

En todo el mundo hay animales, sobre todo perros que es el animal más usual como mascota, que son abandonados, en caminos, puertas de perreras, atados en algún sitio hasta que mueren deshidratados y desnutridos o incluso son sacrificados de manera brutal, disparados o colgados de árboles, porque los dueños ya no los quieren, no les sirven para competiciones o cazas o simplemente se han aburrido y no saben que hacer con ellos.
Y otro asunto bastante más grave es que, aunque parezca mentira, hay gente que se divierte experimentando con ellos, matándolos, todo por puro entretenimiento.

Debido a la situación económica en la que nos encontramos, las perreras están hasta los topes, las casas de acogida más de lo mismo, la gente se niega a adoptar y muchos dueños entregan a sus mascotas porque no pueden mantenerlas. Todo esto hace que se produzcan sacrificios masivos casi todos los meses en las perreras, porque tampoco tienen el dinero suficiente ni la mano de obra necesaria para mantener a tantos animales.

A finales de 2012, salió a la luz una noticia espeluznante de una perrera española. Un trabajador de ésta denunció la cantidad de perros y gatos muertos amontonados que había, la suciedad de las perreras y el poco capital que había para mantener a los animales, todo esto se debía a que la dueña de la perrera se quedaba con todo el dinero que entraba en estas, con todas las subvenciones que recibían y se dedicaba a viajar por todo el mundo hospedándose en los mejores y más caros hoteles de los lugares que visitaba.

Perreras y protectoras que realmente pretenden ayudar a animales abandonados cada día intentan concienciar al mundo de lo que está pasando, remarcando que la situación por la que están pasando muchos animales también es importante.
"La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que son tratados sus animales... Mantengo que cuanto más indefensa está una criatura, más derecho tiene a que el hombre la proteja de la crueldad del hombre". Mahatma Gandhi

jueves, 21 de febrero de 2013

La valentía del Papa



Cuando me enteré de la noticia, lo primero que se me vino a la cabeza fue ¡otra dimisión no!, pero era el Papa, algo gordo había pasado.

Han sido unos años duros para él, donde las palabras corrupción, pederastia, traición, planearon a su alrededor incesantemente. 

Es curioso pero a medida que pasan los días me doy cuenta de lo valiente que ha sido en su decisión. Es el jefe supremo de la iglesia y ha visto que ya no podía más, se veía mayor, sin fuerza para afrontar mayor cantidad de problemas, y no ha querido dilatar su decisión y, solo por eso, es digno de admiración. 

Estamos viviendo un momento histórico y ahora, más que nunca, hay que apoyarle. Ya nos ha dicho a que se va a dedicar a partir de ahora, vivirá retirado del mundo, rezando por el mundo.
 
¡VIVA EL PAPA!

La vuelta al campo



O los políticos se ponen las pilas ya, arreglan este despropósito de país o, como dice mi padre, vamos a acabar todos viviendo en el campo, de lo que da el campo.

No es ninguna tontería, pero lo veo venir. Vamos hacia la bicicleta, en vez del coche, y si no fíjate que cada vez hay más gente en bici por la calle. 

Ya conozco a más de una familia que ha montado una huerta en su terraza, jardinera o mini jardín para autoabastecerse.

Sin ir más lejos, no hay más que ver  como los pueblecitos medio abandonados de Castilla, empiezan a recibir a los hijos de los hijos que, unos años antes abandonaron el campo por la capital, en busca de fortuna. Hoy, sin embargo, la riqueza se encuentra en estos lugares, ricos en trabajo, tiempo para todo y paz.

No hablo de ninguna hipótesis, un amigo de mi padre que se quedó sin trabajo, decidió irse a un pueblo de Soria a criar ovejas. Y de momento, ahí está.

el principito y la familia



Nunca supe lo importante que era la familia, mi familia,  hasta que tuve la oportunidad de conocer al principito en un bautizo de lo más aburrido.

Cuando más aburrido estaba, se sentó a mi lado, yo ya le conocía por todo lo que había leído sobre él, y pensé aliviado: ¡ahora sí que me voy a divertir!

Qué suerte tienes de tener una familia tan grande, me dijo el principito, ¿grande?, respondí yo. Pero si ya no tengo abuelos, se murieron hace tiempo y apenas les conocí, no sabes cuánto les echo de menos, sobre todo en Reyes, contesté cabizbajo.

No sé de qué te quejas, del planeta que vengo yo todos somos una gran familia. Imagínate un jardín inmenso lleno de flores de mil colores, donde unas se riegan a las otras, donde la mala hierba no existe, porque no hay semilla mala. El cuidado de ese jardín supone un gran esfuerzo para todos, depende del riego diario, cuidados, mimos varios, calor continuo, desecho de baobabs, etc.

A medida que me describía su casa,  sentí vergüenza de lo que le había dicho. Había sido un egoísta, no tenía abuelos, pero si tenía unos padres estupendos, hermana, muchos primos y sobre todo buenos amigos. Esa era mi gran familia, y a partir de ahora me iba a preocupar personalmente de que no les faltara de nada.

Prometí al principito que iba a ser el mejor jardinero.

miércoles, 20 de febrero de 2013

luismi



¡Estoy encantado, tengo un amigo que tiene un taxi!

Me explico, hasta hace poco, cada vez que salía por la noche dependía de mis padres para volver. Una faena para ellos, que si mi madre venía en camisón, que si mi padre se tenía que poner el despertador y pegarse una ducha para despejarse antes de venir, en fin, mal rollo. 

Y mira tú por donde que conocimos a Luismi, fue un día volviendo de las fiestas de Pozuelo, serían las 3 de la mañana y no sabíamos como volver. Luismi era bastante conocido, tenía no uno, sino dos taxis y por el módico precio de 11 euros nos bajaba a Madrid, ¡un chollo!

Pero lo mejor de todo es que es muy simpático, tenemos su móvil y le podemos llamar a cualquier hora, y sobre todo, es de confianza.

yo no soy racista



Estoy convencido, yo no soy racista, comprendo a la gente que abandona su familia en su país de origen para conseguir un trabajo, y viene a España a trabajar y a hacernos la vida más fácil a los demás.

Pero no puedo entender que, hasta hace poco, en igualdad de condiciones y ante una grave enfermedad, se atendiera sin problemas al inmigrante y se pusieran todo tipo de pegas al españolito que llegaba sin tarjeta sanitaria.

También me alarma el resurgir de una cantidad de enfermedades, tales como la escarlatina, el sarampión, que prácticamente habían desaparecido y que ahora, fruto de esta avalancha de inmigrantes, surgen con  fuerza, cogiéndonos desprevenidos.

Ni qué decir de la cantidad de asesinatos, robos y enfrentamientos violentos a los que, día a día, nos enfrentamos. La mayoría provocados por ellos.

Pero, yo no soy racisista.

“Está claro que no somos todos iguales, pero seguramente no habríamos llegado hasta aquí los unos sin los otros”

¿Quién dijo crisis?



Ayer, martes, fue el cumpleaños de mi padre y para celebrarlo decidió que nos invitaba a cenar a un sitio nuevo que han abierto cerca de casa. Hasta aquí todo normal.

Cuando llegamos al restaurante apenas había gente, ya que llegamos muy pronto, al día siguiente había que madrugar, pero al cabo de media hora aquello se llenó hasta los topes, todo era gente conocida de los alrededores, con ganas de divertirse y olvidarse de la crisis. Alucinante, pensé yo, es martes, ni siquiera viernes o fin de semana, y esto está a reventar. ¿Dónde está la crisis?

Mi padre comentó, al ver el panorama, que ese mismo día había oído en la televisión que el año 2012 fue superventas de coches Ferrari. 

Aquí hay algo que no anda bien…

secuestro express






Ya no estamos seguros ni en el colegio, ¡es el colmo!

Hace una semana la noticia se extendió como la pólvora: habían intentado secuestrar a unas niñas del Mater. Poco a poco fui enterándome de todos los pormenores. Primero era un grupo de seis, luego la cosa se redujo a dos individuos,  albano-kosovares, que no era cualquier cosa. El caso es que no se sabe cómo pero lograron colarse en el colegio, con cámaras y no sé cuantos artilugios más, dejando una furgoneta inmensa aparcada en los alrededores del  colegio, dicen que con la puerta abierta para no perder el tiempo en tonterías…

Sin embargo una profesora  les descubrió en  actitud sospechosa dentro de una clase, por lo que ni corta ni perezosa les encerró con llave y alertó a la policía.

A partir de ahí, hubo comentarios de todo tipo: que iban a secuestrar a la hija de un “corrupto”,  ¡que no hombre que no, que el objetivo era la hija de ese famoso!

Bueno al final este suceso ha servido para reforzar al máximo la seguridad del colegio, meter el miedo entre todas las alumnas  y demostrar que uno se puede colar en cualquier lugar sin problemas. Bueno tenemos el  ejemplo del niño que consiguió burlar todos los controles del  aeropuerto y meterse en un avión sin que nadie le pidiese nada. ¡PERO EN QUE MUNDO VIVIMOS!

lunes, 18 de febrero de 2013

gustavo y yo

Hace mucho que dejé de ser un chico normal; fue de repente y llegó sin avisar.

Se acabó el deporte, mis salidas con amigos, todo cambiaría lentamente. Primero fueron las muletas, luego la silla de ruedas y al final, solo la cama.

 Decidí escoger un amuleto que me acompañara día y noche, que estuviera siempre conmigo y me acorde de Gustavo, la rana Gustavo, uno de mis personajes favoritos de mi niñez. Tenía a mi rana Gustavo en el pijama cuando me iba a dormir, en el bolsillo de la camisa que me ponía cuando mis amigos venían a verme a casa, que eran todos los días. Se convirtió en una obsesión que fui transmitiendo a mis amigos más queridos.

Llegó un momento en que la enfermedad me devoró y tan solo podía comunicarme con  guiños y parpadeos pero siempre fui una persona optimista y pensé que iba a ganar la batalla, mi peor batalla.

Con Gustavo instalado en el bolsillo, junto a mi corazón,  siempre tenía la sensación de estar acompañado por mi mejor amigo, él siempre sabía como estaba yo, como me sentía sin necesidad de palabras.

Ya dije antes que Gustavo encantó a mis amigos, a los que me visitaban todos los días, y cual fue  mi sorpresa, cuando fui viendo que todos ellos venían con un Gustavo en el bolsillo. ¡GUSTAVO SE HABÍA CONVERTIDO EN LA MASCOTA DE TODOS!.

Y así pasaron los días, yo cada vez peor, recibiendo continuas visitas de mis amigos transcurrían las tardes, hablando de chascarrillos y tonterías, así hasta el final.

Tenía 29 años cuando Gustavo y yo decidimos coger el tren de la vida, de la verdadera vida. Ya no había más sufrimientos, más tardes con amigos y sin embargo estaba alegre, alegre porque me iba acompañado de todos ellos. Al verles tan apenados solo se me ocurría preguntarles ¿de qué os quejáis?, miradme a mi, me voy feliz, después de  9 años de terrible enfermedad,  pero sin una sola queja, sin una mala cara y como no, ME FUI CON GUSTAVO.




 


Enrique G.

domingo, 10 de febrero de 2013

pequeño pero matón

Solo tengo 16 años y juego en el equipo de hockey de juveniles del Club de Campo Villa de Madrid. Hace poco más de una semana estábamos en el colegio casi zanjando el tema de la convivencia a la que yo me apunté de los primero. De repente recibí un correo de esos que nunca pensé llegar a recibir. Me reclamaban para competir en el Campeonato de España de primera división y me coincidía con la convivencia. Tuve que decidir si ir a la convivencia o ir al campeonato y al final me decidí por esto último. Iba a ser una experiencia inolvidable, otro tipo de convivencia, y un gran reto puesto que era el más pequeño de todos. Tenía que dar la talla y puse toda la carne en el asador, a ver si por ser el más pequeño se creeían que no iba a correr como el que más. Y llegó el campeonato, dispuesto a darlo todo por mi equipo y no les fallé. Conseguí meter algun que otro gol y que mi equipo se sintiera orgulloso de mi. Logramos pasar a la GRAN FINAL, tras haber derrotado al que yo diría el máximo favorito, el Athletic de Terrasa. Después de una dura batalla perdimos la final por 3-2 contra la Complutense, pero me fui contento a pesar de la derrota, ya que todos mis compañeros estaban orgullosos del trabajo que había hecho recompensándome con una copa que jamás soñé recibir.
No por ser tan pequeño se puede evitar llegar a ser grande.





Enrique G.