¡Estoy
encantado, tengo un amigo que tiene un taxi!
Me explico,
hasta hace poco, cada vez que salía por la noche dependía de mis padres para
volver. Una faena para ellos, que si mi madre venía en camisón, que si mi padre
se tenía que poner el despertador y pegarse una ducha para despejarse antes de
venir, en fin, mal rollo.
Y mira tú por
donde que conocimos a Luismi, fue un
día volviendo de las fiestas de Pozuelo, serían las 3 de la mañana y no sabíamos como volver. Luismi era
bastante conocido, tenía no uno, sino dos taxis y por el módico precio de 11
euros nos bajaba a Madrid, ¡un chollo!
Pero lo
mejor de todo es que es muy simpático, tenemos su móvil y le podemos llamar a
cualquier hora, y sobre todo, es de confianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario